miércoles, 26 de enero de 2011

¿Y la economía?

Es una lástima ver que la agenda de México con Estados Unidos está “migratizada” y “narcotizada”. Los dos temas que dominan la relación bilateral son la defensa de los trabajadores indocumentados mexicanos y el combate al crimen organizado, en particular los narcotraficantes. Nadie duda que estos dos asuntos sean centrales para ambas naciones. Lo que se extraña, sin embargo, es una agenda más ambiciosa que incluya una nueva ola de integración económica entre los dos vecinos y abarque, desde luego, al otro país de América del Norte, Canadá, y quizás algunas naciones centroamericanas y caribeñas.

América del Norte debe tener una agenda económica común para competir con las otras regiones del mundo. Con una Europa ya muy integrada pero que tiene problemas sociodemográficos muy serios. Y, sobre todo, con Asia donde está una potencia económica muy importante como Japón y dos de las naciones de gran dinamismo y potencial: China e India.

En Estados Unidos hay una obsesión con lo que está ocurriendo en China. La prensa está llena de artículos sobre este país al que se percibe como la siguiente superpotencia por el tamaño de su población, la grandeza de su territorio, la riqueza de sus recursos naturales, el dinamismo de su economía y, desde luego, su poder militar. China se está convirtiendo en el heredero natural de la Unión Soviética para competir con Estados Unidos en un mundo otra vez bipolar.

Desde luego que los chinos todavía están muy lejos de la riqueza que tienen los estadunidenses. Mientras que el Producto Interno Bruto per cápita de China es de cuatro mil dólares al año, el de EU es más de diez veces superior: 46 mil dólares al año. Sin embargo, China ya es la segunda economía más grande del mundo detrás de Estados Unidos y, aunque tenga 300 millones de personas viviendo en condiciones de prosperidad en su región costera, pues esa población equivale a la de nuestro vecino del norte.

Los estadunidenses, como superpotencia que son, ya tienen a los chinos en la mira. Sus instituciones gubernamentales, académicas y económicas ya están trabajando para visualizar escenarios de cómo enfrentar el “desafío chino”. Y ahí, en ese esfuerzo, deberían estar participando México y Canadá. Juntas, las tres naciones de América del Norte, tendrían que tener un plan para enfrentar el reto asiático, por lo menos en su aspecto económico.

Desgraciadamente no es el caso. En economía, México y Estados Unidos están en una relación inercial, de business as usual. Ciertamente hay reuniones para resolver problemas cotidianos relacionados con el Tratado de Libre Comercio, como la entrada de los transportes mexicanos a ese país, pero no se está pensando qué hacer para acelerar la integración de la región económica natural de Norteamérica. No hay la intención de ambos gobiernos de discutir temas torales como la apertura de mercados hoy cerrados, como el de la mano de obra (que Estados Unidos prefiere mantener en la ilegalidad) o el energético (que México rehúsa abrir). Ni hablar ya de remover físicamente las fronteras o de establecer una unión monetaria al estilo europeo.

Hillary Clinton vino el lunes a una visita relámpago a México principalmente a apapachar al gobierno mexicano que se encuentra en un momento delicado en el combate al crimen organizado por el incremento en la violencia. Fue muy claro el espaldarazo al presidente Calderón. La secretaria de Estado se declaró fan de nuestro mandatario. Por su parte, la secretaria de Relaciones Exteriores de México, Patricia Espinosa, aprovechó la visita para manifestarse en contra de leyes absurdas como la SB 1070 de Arizona. La visita estuvo dominada, entonces, por narcotráfico y migración. Dos temas importantes, sin duda. Pero ya son muchos años donde viene faltando el tema más importante de todos: cómo acelerar la integración económica.


http://reflexioneslibertarias.blogspot.com/2011/01/y-la-economia.html

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