domingo, 14 de noviembre de 2010

Desigualad en retroceso


Aunque nuestra percepción cotidiana nos diga que todavía hay una enorme brecha económica entre ricos y pobres, un estudio sobre la desigualdad del centro de investigación Grade revela que esta ha retrocedido en el país en la última década. Uno de los expertos que participó de la investigación explica aquí los hallazgos. El fenómeno se repite en una docena de países de América Latina, que sigue siendo la región más desigual del mundo.

Por Raúl Mendoza

Una tendencia positiva y sostenible

¿La brecha entre ricos y pobres se cierra un poco, un poquito, en el Perú? Sí. La desigualdad en nuestro país ha disminuido de 0.52 a 0.47 puntos, según el índice Gini, usado globalmente para estas mediciones. “Considerando que los países desarrollados tienen índices de 0.30 puntos, es una disminución nada desdeñable”, dice Miguel Jaramillo, investigador del Grupo de Análisis para el Desarrollo (Grade). Aterrizando las cifras: ¿en qué se nota hoy esa reducción? “Los pobres están invirtiendo más en educación, es mayor la cantidad de gente de estratos medios bajos que acceden a educación superior, los niveles de consumo de los sectores populares han aumentado, la gente exitosa y emprendedora de los conos se muda a vecindarios de más estatus. Hay distintas manifestaciones que los sociólogos están empezando a recoger”, dice Jaramillo. También señala algunos indicadores comparativos: Por ejemplo, en 1940 apenas el 43% había ido a la escuela y solo el 5% había llegado a la secundaria. Hoy eso ha cambiado: ahora la educación primaria es casi universal y la cobertura de secundaria supera el 70%. ¿Y cómo estamos en el ranking respecto a los vecinos? En América Latina y en esta década solo Brasil, Paraguay y Ecuador han reducido su desigualdad por encima del Perú.

Considerando que nuestro país ha basado mucho de su crecimiento económico en la exportación de minerales y otras materias primas, la pregunta elemental es si esta tendencia se mantendrá cuando el ‘boom’ pase. Para Jaramillo, la reducción de la desigualdad es una tendencia ‘altamente sostenible en el tiempo’ porque los compromisos de inversión en el país son numerosos y no se prevé una caída en la demanda de materias primas en el mediano y largo plazo mientras Brasil, China y la India sigan creciendo. “En este momento la pauta económica la marca el crecimiento de muchos países emergentes. Es obvio que el crecimiento del país no debe enfocarse solo en las actividades extractivas. Es importante invertir en educación y desarrollar una base productiva más amplia”, explica.

Estos son los factores antidesigualdad

Los factores que explican la reducción de la desigualdad son similares en el Perú y otros países de América Latina: 1) Hay más recursos y capacidades para focalizar el gasto en los más pobres, y han aumentado las transferencias hacia estos sectores. 2) Ha habido un aumento de la cobertura educativa y ese solo hecho es un índice igualador. 3) La brecha salarial entre los que más ganan y los que menos ganan se ha acortado. “El tema educativo ha sido clave en este aspecto. La educación permite que haya mano de obra calificada y ello ha frenado la diferencia entre el salario de los más educados con los menos educados”, plantea Jaramillo. ¿En qué momento el Perú empezó a ser un país menos desigual? Si bien hay consenso en que la década del 80 fue una suerte de ‘década perdida’ en el Perú por fenómenos como el terrorismo y la hiperinflación, el estudio encuentra que esto empezó a revertirse en los 90 con las reformas macroeconómicas que se plantearon entonces. “Las reformas ocasionaron baja inflación y promoción de la inversión, lo que llevó a las tasas de crecimiento sostenido que hoy vemos. El año 90, el Estado recaudaba 5% del PBI y eso hoy no se puede creer. Ahora estamos cerca del 20%, lo que le permite al Estado hacer el gasto social que hace y que ha tenido una incidencia concreta en la reducción de la desigualdad”, dice Jaramillo. También señala que la apertura comercial que se dio en esos años llevó a que grupos monopólicos reduzcan su poder y se favoreciera al consumidor con acceso a mejores precios, lo que provocó una mejor distribución de sus ingresos.

El experto señala que el Estado tiene ahora un reto para los próximos años: aumentar la cobertura en educación superior para los más pobres, sin descuidar la educación básica. “Hoy existe una carrera entre la innovación tecnológica y la educación. En la medida que el Estado, el sector privado y la propia población invierta en educación, se puede ganar la batalla al cambio tecnológico y tener población mejor remunerada. La investigación económica más reciente sugiere que la formación de capital humano es clave para el desarrollo”.

Los avances son todavía incipientes

A pesar de lo anterior, para los estándares internacionales –y para los nuestros también– la desigualdad sigue siendo alta en el Perú. Uno de los factores que explica las diferencias entre los que tienen más y los que tienen menos es la llamada ‘desigualdad espacial’, que se da entre zonas urbanas y rurales. La mitad de la desigualdad en el Perú se explica por este fenómeno. “La falta de infraestructura y servicios en zonas rurales genera condiciones de vida inferiores y capacidad de producción más limitada, lo que a su vez se traduce en diferencias de ingreso”, explica Miguel Jaramillo. Las cifras dan cuenta de las diferencias entre la población urbana y la rural: el 2008 solo el 23.5% de la población urbana era pobre, mientras en la zona rural esta cifra se elevaba a 59%.

Asimismo, el 70% de la extrema pobreza se ubica en el ámbito rural. (Ojo que esta situación está en la base de muchos de los
conflictos que hoy se dan en el territorio nacional). ¿Qué hacer para superar esta situación? El experto Máximo Torero, investigador del Instituto Internacional de Investigación de Políticas Alimentarias (IFPRI) precisa que el acceso a infraestructura es un componente importante en la reducción de la desigualdad, pero que eso se debe complementar con programas sociales que transfieran recursos y una buena coordinación entre sectores. “Lo que menos se encuentra en el Perú es la coordinación en la construcción de infraestructura. Los caminos deben planearse junto con el tendido eléctrico, con el acceso a postas médicas y colegios. Creo que en los últimos años se hubiera podido gastar más eficazmente”, ha señalado.

Lo interesante de esta disminución en el Perú y una docena de países de Latinoamérica es que se da en un contexto de crisis y aumento de la desigualdad en el mundo. La sufren los países desarrollados, lo mismo que China, India, Rusia o Sudáfrica. Los expertos precisan que esta ola de crecimiento económico debe servir para profundizar la tendencia. “Además de ampliar la cobertura educativa hay que mejorar los contenidos, porque muchos egresados de secundaria no están preparados para la educación superior. Y continuar la inversión en infraestructura y servicios básicos”, agrega el experto. No hay que perder de vista que este avance todavía es mínimo. La brecha no se acorta rápidamente, como dejó entrever el presidente Alan García hace unos días. Nada de triunfalismos apresurados.


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