lunes, 22 de noviembre de 2010

El impacto de la expansión monetaria en Estados Unidos


Por Diego Macera

22 de Noviembre de 2010

El (ab)uso de la “maquinita”, también llamado emisión inorgánica, es un antiguo vicio de la política monetaria que por aquí se conoce muy bien, pero que de ninguna manera es exclusivo del Perú de la década de 1980. Semanas atrás, el gobierno de Barack Obama anunció la decisión de llevar a cabo una fuerte expansión de la masa monetaria al inyectar US$600,000 millones a su economía, o el equivalente al 30% de la liquidez. Si bien no se trata del mismo caso que vivió el Perú en décadas pasadas, el fantasma de la inflación vuelve a rondar. ¿Cómo se debe enfrentar el exceso de liquidez en dólares?

Como se indica en el artículo de portada de la reciente edición de Semana Económica (SE 1248), el estímulo monetario nace a partir de la imposibilidad del gobierno para emprender medidas fiscales que ayuden a superar la crisis de la potencia norteamericana debido a la derrota de los demócratas en las últimas elecciones legislativas. “Lo óptimo habría sido un programa de expansión fiscal, pero la coyuntura política no lo ha permitido”, explica Piero Ghezzi, de Barclays Capitals. Mientras, los mercados laborales y financieros de Estados Unidos no terminan de despegar y presentan cifras aún deprimidas.

La medida, que no ha estado exenta de críticas desde varios frentes, tiene como principales objetivos la reducción de los costos de financiamiento de largo y mediano plazo para dinamizar el crédito, generar expectativas de inflación para que las familias y las empresas gasten e inviertan más hoy, estimular el canal del precio de los activos para causar un efecto positivo en Wall Street y depreciar la moneda estadounidense con la finalidad de aumentar la competitividad de corto plazo del país.

La expansión ha generado preocupación entre las autoridades monetarias del resto del mundo, pues ingentes flujos de capital saldrían de Estados Unidos hacia economías emergentes que ofrezcan mejor rentabilidad, ocasionando un desbalance financiero importante. Para defenderse, varias naciones de la región han optado por establecer mecanismos que les permitan enfrentar de esta “avalancha verde”. Países como Brasil, Colombia y Chile han tomado medidas como la reducción de aranceles o el prepago de la deuda externa, mientras que Dilma Rouseff, presidenta electa del gigante sudamericano, se ha permitido acusar a Estados Unidos de “hacer pagar su crisis al resto del mundo”.

En el Perú, donde la apreciación de la moneda no ha sido tan fuerte como en el resto de países del vecindario, el BCR está dedicado a subir las tasas de encaje e intervenir activamente el mercado cambiario. APOYO Consultoría estima que durante el 2011 el ente emisor podría adquirir hasta US$16,000 millones (casi el doble de lo ya adquirido durante el 2010) sin comprometer su manejo monetario. La SBS y el MEF han seguido este camino mediante la implementación de límites a las posiciones en moneda extranjera y un proyecto de ley para elevar el límite de inversión de las AFP en el extranjero de 30% a 50%, entre otras medidas. Todo ello con el objetivo de que la enorme masa de dólares que entraría no descoloque la posición peruana.

A futuro, se puede prever presiones inflacionarias por el lado de los alimentos que el país importa y una ligera pérdida de competitividad de corto plazo por el efecto de la apreciación del tipo de cambio. Sin embargo, la emisión de Estados Unidos –llamada QE2– originaría además que los precios de los minerales que el Perú exporta se mantengan altos o suban aún más. A fin de cuentas, el país se encuentra listo para enfrentar la ola y en todo caso debe trascender las coyunturas monetarias para enfocarse la competitividad de largo plazo y no depender nunca más de la tentadora “maquinita”.


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